Aquest any 2014 han passat 100 anys des que
l’il·lustre escriptor, poeta, humanista i professor universitari, Juan Ramon
Jiménez escrigué el seu famós poema en prosa Platero y Yo.
Juan Ramón, que era de Moguer (Huelva) es va
haver de exiliar a causa de la Guerra Civil.
A Nova York es va casar amb una catalana nascuda a Malgrat de Mar,
Zenòbia Camprubí, una intel·lectual republicana que entre altres coses era la
traductora de Rabindranath Tagore. Res és per casualitat.
Platero
y Yo, s’emmarca en la línia de relats que estan
escrits amb un llenguatge aparentment infantil però que quan hom hi aprofundeix
descobreix que es tracta d’una obra que va més enllà fins hi tot del lector
adult habitual i es dirigeix a aquell
que ha estat capaç de fer un pas endavant tornant en darrera buscant
l’infant perdut. Altre exemple d’aquest “oxímoron” n’és Le
Petit Prince de Saint-Exupéry.
No fa masses dies vaig conèixer una dona
fantàstica o millor dit bàrbara!, la Bàrbara Senillosa, seiem junts en un dinar d’amics a casa del
filantrop Lluís Coromina a Banyoles. Xerràvem del meu plaer per la poesia quan tot d’una em va deixar anar amb to provocatiu: No soporto ni a Juan Ramón ni a su Platero, son terriblemente cursis. Jo tot seguit li vaig dir que tenia un ruc que es deia "Platero" i que a més el duc tatuat al braç. Tampoco soporto los tatuajes, em va dir. Ens varem posar tots a riure i a brindar per aquell moment immortal que segellaria per sempre la nostra amistat.
Això que li passa a la meva nova amiga és possible que també li passi
a molts de vosaltres, segurament per que és una obra que us la van fer llegir
de petits, i és clar no vau entendre res. S’ha de ser molt gran per
llegir, gaudir i seguir creixent amb el Platero. Segur que a hores d’ara la
Bàrbara ja ho està fent. Però no crec que m'ho confessi mai.
Gracias
Juan Ramón por tu bárbaro “Platero”, gracias Bárbara por ser tan grande.
PD: He d'afegir que el fet de tenir un burro i jugar amb ell, abraçar-lo, estimar-lo, deixar-me estimar per ell, mirar-lo als ulls...m'ha ensenyat encara més a entendre l'obra i la persona de Juan Ramón Jiménez.
PD: He d'afegir que el fet de tenir un burro i jugar amb ell, abraçar-lo, estimar-lo, deixar-me estimar per ell, mirar-lo als ulls...m'ha ensenyat encara més a entendre l'obra i la persona de Juan Ramón Jiménez.
Us deixo una selecció de capítols que a
mi particularment em tenen el cor robat.
Primera edició de Platero y Yo al 1914 |
I - PLATERO
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera,
que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los
espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos
de cristal negros.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su
hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y
gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿ Platero ?", y viene a mí con un
trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo
ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las
uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su
cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero
fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él,
los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del
campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
- Tien'asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
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Le Petit Prince de Saint-Exupéry |
LXXVII - EL VERGEL
Como hemos venido a la Capital, he querido que Platero vea
El Vergel... Llegamos despacito, verja abajo, en la grata sombra
de las acacias y de los plátanos, que están cargados todavía. El
paso de Platero resuena en las grandes losas que abrillanta el
riego, azules de cielo a techos y a techos blancas de flor caída
que, con el agua, exhala un vago aroma dulce y fino.
¡ Qué frescura y qué olor salen del jardín, que empapa
también el agua, por la sucesión de claros de yedra goteante de la
verja ! Dentro, juegan los niños. Y entre su oleada blanca, pasa,
chillón y tintineador, el cochecillo del paseo, con sus banderitas
moradas y su toldillo verde; el barco del avellanero, todo
engalanado de granate y oro, con las jarcias ensartadas de
cacahuetes y su chimenea humeante; la niña de los globos, con
su gigantesco racimo volador, azul, verde y rojo; el barquillero,
rendido bajo su lata roja... En el cielo, por la masa de verdor
tocado ya del mal del otoño, donde el ciprés y la palmera
perduran, mejor vistos, la luna amarillenta se va encendiendo,
entre nubecillas rosas...
Ya en la puerta, y cuando voy a entrar en el vergel, me dice
el hombre azul que lo guarda con su caña amarilla y su gran reloj
de plata:
- Er burro no puéntra, zeñó.
- ¿ El burro ? ¿ Qué burro ? - le digo yo, mirando más allá de
Platero, olvidado, naturalmente, de su forma animal...
- ¡ Qué burro ha de zé, zeñó; qué burro ha de zéee... !
Entonces, ya en la realidad, como Platero «no puede entrar»
por ser burro, yo, por ser hombre, no quiero entrar, y me voy de
nuevo con él, verja arriba, acariciándole y hablándole de otra cosa...
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Zenòbia Camprubí i Juan Ramón Jiménez |
CXXXVII - PLATERO DE CARTÓN
Platero, cuando, hace un año, salió por el mundo de los
hombres un pedazo de este libro que escribí en memoria tuya, una
amiga tuya y mía me regaló este Platero de cartón. ¿ Lo ves
desde ahí ? Mira: es mitad gris y mitad blanco; tiene la boca negra
y colorada, los ojos enormemente grandes y enormemente
negros; lleva unas angarillas de barro con seis macetas de flores
de papel de seda, rosas, blancas y amarillas; mueve la cabeza y
anda sobre una tabla pintada de añil, con cuatro ruedas toscas.
Acordándome de ti, Platero, he ido tomándole cariño a este
burrillo de juguete. Todo el que entra en mi escritorio le dice
sonriendo: Platero. Si alguno no lo sabe y me pregunta qué es, le
digo yo: es Platero. Y de tal manera me ha acostumbrado el
nombre al sentimiento, que ahora, yo mismo, aunque esté solo,
creo que eres tú y lo mimo con mis ojos.
¿ Tú ? ¡ Qué vil es la memoria del corazón humano ! Este
Platero de cartón me parece hoy más
Platero que tú mismo, Platero...
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Bárbara Senillosa |
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El meu ruc "Platero" i jo. El meu "Platero" és un regal del meu company Amai i de tots els amics que el dia del meu aniversari eren a la festa a la masia de Can Tobella (Esparraguera) l'any 1998 |
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